Origen de la Aeromoza

Todo empezó en 1930, cuando la enfermera Elle Church decidió pedir empleo en Boeing Air Transport (BAT) como piloto, ya que desde siempre había tenido fascinación por volar y había aprendido a hacerlo.

Debido a la época en la que vivían y que volar se consideraba de alto riesgo, no la contrataron como piloto, pero sí como enfermera. Tras una entrevista con la gente de la aerolínea, Church les dió la idea de emplear a mujeres para que se encargaran de la salud y la seguridad de los pasajeros, así Ellen Church se convirtió en la primera aeromoza, volando desde Oakland hasta Chicago.

Pero con el tiempo, el papel de las azafatas o auxiliares de vuelo fue cambiando y se convirtiendo en un atractivo más para viajar. Durante la época dorada de los vuelos, muchos de los anuncios de las aerolíneas mostraban a las atractivas azafatas con coloridos trajes, en lugar de los destinos a los que volaban.

Pero no todo era color de rosa, pues las exigencias bajo las que trabajaban eran demasiado estrictas: no podían subir de peso, tenían que estar siempre limpias, maquilladas, peinadas (difícil cuando llevas varias horas de trabajo y sin dormir); así como usar tacones altos, minifaldas, estar solteras al menos 18 meses, no pasar de los 26 años y muchas otras reglas más.

Cansadas de tantas reglas, se realizaron diferentes reformas para mejorar las condiciones de trabajo, ya que muchas de estas chicas en realidad querían trabajar de aeromozas, no por la fama, sino porque tendrían la oportunidad de viajar por el mundo y por la época en la que vivían, podrían lograr lo que muchas mujeres solo soñaban: ser independientes económicamente.

Ahora las condiciones de trabajo son mejores, y los uniformes (en su mayoría), son diseñados para dar mayor comodidad y confort durante las largas horas de vuelo.

Hasta el nombre ha ido variando. Con la incorporación de hombres a la profesión, las azafatas o aeromozas ahora son oficialmente auxiliares de vuelo.