(Por: Javier Puente – AmericaAviacion) Como los medios pueden frenar la especulación dañina e irresponsable.
Quiero empezar esta reflexión por lo más importante, sin gastar tiempo en una introducción, y el resto del artículo debe ser leído con la siguiente declaración en mente: “es imposible conocer las causas de un accidente aéreo de forma inmediata y mucho menos sin una investigación técnica especializada”. Todas las opiniones, conjeturas, conclusiones, teorías y demás detalles sobre las causas de un accidente que comúnmente escuchamos o leemos en los medios de prensa son simples especulaciones sin fundamento, muchas veces irresponsables, que lo único que hacen es desinformar a la opinión pública, y en muchos casos provocan daños morales e incluso económicos injustificados con consecuencias difíciles o imposibles de resarcir.
En condiciones normales, la investigación de un accidente fatal de aviación general le tomará, a una comisión técnica especializada, al menos entre tres y seis meses. Durante este tiempo, se deberán evaluar cientos o miles de hechos, documentos, fotografías, declaraciones, registros, pruebas, ensayos y otras fuentes de información que permitan, a un grupo de expertos en diversas áreas, determinar las causas que probablemente causaron el accidente. En caso de una accidente de una aeronave de transporte comercial, dependiendo las circunstancias, la investigación puede extenderse por muchos meses e incluso años.
Sin embargo, a horas de un accidente ya podemos escuchar o leer a través de los medios a los expertos circunstanciales opinando sobre las presuntas causas. He escuchado a colegas pilotos, policías, abogados, administradores, militares, dar declaraciones en tono de afirmación irrefutable sobre las causas de cada accidente que acontece: “el piloto no conocía la ruta”, “iban con sobrecarga”, “llevaban poco combustible” o “venía muy rápido” solo por citar algunas de las barbaridades más comunes con las que uno suele encontrarse. Mientras estas personas, irresponsablemente, ofrecen su experta opinión, la comisión oficial que investigará el accidente ni siquiera ha terminado de conformarse, aunque a veces uno se pregunta si valdrá la pena utilizar tantos recursos humanos, tecnológicos y económicos que supone la conformación de una comisión investigadora para determinar las causas de un evento, si todos los pseudo expertos parecen tener ya todo resuelto.
Entonces el primer problema es la irresponsabilidad de la gente en opinar sobre algo que no tienen conocimiento. Porque, repito, toma muchos días, semanas, meses, recolectar la información necesaria para llegar a una conclusión tan importante y relevante. Pero el segundo problema es igual de grande y quizás más dañino, y este es la cobertura que le dá la prensa a estas descabelladas declaraciones.
Cuando una persona que no tiene acceso a toda la información necesaria, que no conoce todos los detalles y que se basa tan solo en su experiencia o conocimientos generales para sacar una conclusión sobre un accidente de aviación, está cometiendo un error y un acto irresponsable, sin tomar debidamente en cuenta las consecuencias de estos actos. Cuando este acto irresponsable alcanza los titulares, la opinión pública toma como ciertas estas afirmaciones y se forma una idea definida sobre el evento. La credibilidad de las declaraciones se multiplica en función a la credibilidad del medio de comunicación que las transmite. Es así que la información que se conoce a través de un medio de comunicación prestigioso y respetado, deja de ser, para quien se informa, autoría de quien la emite, y pasa a ser una información del canal, radio o periódico que la emite. Una vez que esta idea se ha plantado en la mente del informado, por más falsa o errónea que sea, ya ha causado un efecto cognitivo difícil de eliminar (ley de la primacía).
Repito que cuando ocurre un accidente es imposible determinar por qué ocurrió en las horas o días siguientes. Sin embargo, si un intrépido impulsivo declara públicamente que fue culpa del piloto, o que fue producto de un mal mantenimiento, o culpa de la autoridad que no hizo debidamente su trabajo o cualquier otra barbaridad que en ese momento parezca justificar el desastre, y esta opinión es transmitida públicamente, tengan por seguro que esa situación será transmitida viralmente de boca en boca, dando como ciertas unas conclusiones que no tienen, absolutamente, ningún fundamento. Estas especulaciones, además, tienden a dañar la imagen y la moral de las personas y empresas involucradas, pero a nadie parece importarle.
Puedo llenar incontables hojas escribiendo las afirmaciones que escucho después de cada accidente por parte de personas que pueden ser muy conocedoras de la actividad aérea, pero que no tienen idea de las reales circunstancias que rodearon un accidente que acaba de ocurrir hace pocas horas o días.
Contra la imprudencia e irresponsabilidad de la gente es muy difícil luchar porque también son parte de la condición humana. Una necesidad natural del hombre de nutrir su ego demostrando que sabe más que sus semejantes en esto o en aquello. Está bien, no vamos a cambiar esta condición, lo que si podemos hacer, con ayuda de los medios es dejar de darles cobertura y centrarnos más en concentrar la información en hechos reales y conocidos sobre las circunstancias de los accidentes, pero no sobre sus causas. Dejemos esto a los verdaderos expertos.
Los medios de prensa en todas sus formas y modalidades, deben comprender el concepto con el que dimos inicio a esta reflexión y no dar espacio a especulaciones sobre las causas de un accidente aéreo cuya única respuesta está en manos de la comisión oficial una vez que concluya el proceso investigativo.
Es tan delicado y complejo el tema, que cuando se concluye una investigación, en la que, como cité anteriormente, participaron expertos en distintas áreas, se hicieron todo tipo de pruebas y ensayos y se analizaron detalladamente todas las evidencias, solo se consigue llegar a identificar algunas “causas probables”. Ni siquiera este grupo de expertos armados con todas las evidencias, y que han tenido acceso exclusivo a información confidencial sobre el accidente, es capaz de sacar una conclusión definitiva. Como después de esto, podemos dar crédito a alguien que se mete a opinar una hora o un día después de un accidente y es capaz de afirmar que la culpa fue de tal o de cuál?
El rol de los medios de prensa frente a un accidente de aviación es fundamental y sumamente importante y estas cumplen una labor social de mantener informada a una sociedad que en estos casos está siempre expectante. Sin embargo, es importante definir los límites de esta información. Estos límites dividen los hechos conocidos y objetivos de aquellos inciertos y desconocidos que sólo podrán ser revelados a la conclusión de las investigaciones oficiales.
Estos límites además nos protegen de causar daños injustificados a la reputación de personas y entidades antes de conocer sus verdaderos grados de responsabilidad y participación en un accidente.